Estamos en manos
del artificio.
Contaminan las
ideas.
Desposeen
nuestras mentes.
No hay norte al
que orientarse.
La brújula
enloquece.
Queda aquietarse
y buscar resortes en perpetuo movimiento.
Lo arbitrario se
impone.
Se puede dar la
espalda.
No evitaremos
nada. Ni por activa, ni pasiva. Ocurrirá lo inevitable. Otros mueven los pasos.
Otros deciden los giros. Otros conducen.
Ni siquiera
ellos lo saben. A ellos los lleva la fuerza que persiste y hace que la
apariencia parezca. A ellos les hace dueños de aquello que no tiene dueño. La
voluntad conducida a lo largo del tiempo social que todo lo cosifica.
Voluntades
predecibles y así les va, aún siendo aparentemente libres.
Discrepancias
que caen en la total negrura silente.
Nada que se haga
sirve.
Sobrevivir en el
ciclo de vida del que no te salvas, soportándolo en la mejor forma, distinta en
cada uno, pero una en esencia. Tener suficiente y salir adelante evitando
escollos y males mayores.
No será lo mismo
para todos. Habrá quienes crean a salvadores de patrias. Habrá quienes se crean
guía de hombres y mujeres. Habrá aquellos que sin creencia esgriman bandera,
con un impulso vital que arrasará. ¿Cuál será su razón? Quizá el sentir de
poder ganar otra voluntad. La de
los demás.