Triste realidad la de esta colonia humana que no sabe protegerse cuidando de su infancia.
Es duro constatar que la selección de la especie prescinde de los seres que podrían mejorarla.
Lamento una y muchas veces ese descuido.
Un niño y una niña no son propiedad de nadie, son la esperanza del mañana.
No rompas el hielo con baratijas.
Hazlo con cálido gesto.
Poco a poco podemos entendernos.
Hay quien se despide y marcha.
Hay quien marcha sin más.
Aprendí a decir adiós tras estas pantallas.
Algunos adioses me afectaron tanto que necesité un duelo largo.
Otros pasaron sin más.
Todo tiene caducidad.
El megusta cobra muchos sentidos.
Le aplico muchos, también.
Leo. No paso por algo lo que está ante mí.
Es la forma de ir conociendo a mis interlocutores en este sitio.
Tango la ventaja de que a muchos los he ido encontrando en otros.
Hay encuentros que vienen del 2007.
No sé si queda alguno de mis primeros pasos blogueros del 2006.
De esa época, hay ausencias que nunca olvidaré.
No sé su nombre de pila, pero sí el que utilizaban y con ello significaban para mí.
Comentarios y saludos nos acercaban.
Hay una canción, "...contigo aprendí..."
Con ellos ( y ellas) aprendí a ser y estar en esta pantalla.
Sentí por empatía emociones de todos los colores.
Me inspiré para dar alas a mis narraciones.
Creé en mi mente una imagen virtual de ese amigo (y amiga) que está al otro lado, en otro momento y lugar.
Un perfil no es página ni grupo.
En él se aloja quien es afín.
Mis afinidades son diversas, pero no todo vale.
Tengo fronteras y territorios intransitables.
...hay limitaciones que la palabra no supera.
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