domingo, 3 de abril de 2016

Nunca será antes



Rescato la palabra atravesada.
Enhebro al viento su silencio, con vastas largas y en revuelto y arqueado movimiento.
Sufro su empuje y sangro.
Tras el sueño inquieto de la noche, quiebra mi cuerpo, que se duele en su regreso de ese tiempo sin suelo, en que tengo reencuentros con el recuerdo de momentos no vividos, adosados a impactos situacionales. Eres tú que marcas tu ausencia y mi pérdida. Sólo puedo evocarte y tratar de desenredarte de emociones tensas y rotas. ¡Qué sola me dejasteis!
Es que la noche se llevo tu nombre. No puedo nombrarte. Hacerlo es olvidarte. Retenerlo, en los pliegues de mi carne, es recordarte.
Nunca será antes.

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