En una de mis lecturas de ayer/hoy (el insomnio se me ha colado entre las sábanas) un escritor daba un dato personal que me interesó.
Dedica las primeras horas del día a leer uno de los cantos de la Divina Comedia de Dante.
Tiene cien libretas y en cada una anota lo que esa lectura le sugiere.
Tengo un amigo en letras que lee pasajes de la Biblia.
Deja constancia de lo que va leyendo en un lateral de su blog.
Acabo de bajarme en pdf la Divina Comedia, y leído el primer canto.
(Me da pereza buscar el libro entre la maraña de mi biblioteca.)
La anécdota me ha llevado al recuerdo.
Estaba con ese libro entre manos cuando le conocí a él.
Lo dejé todo y le seguí.
Pensé que era el amor de mi vida.
Viví lo que en la lectura no comprendía.
Empecé a vivir.
El amor y el desamor desató los diques que contenían mi alma aún niña.
Otra lectura que he metido en el libro electrónico es la de Prous.
Estoy releyendo lo que leí en aquel tiempo en que vivir era lo preciso.
Salía del cascarón.
He sobrevivido.
4 comentarios:
Y tanto que has sobrevivido, una y otra vez amiga, y lo sseguiras haciendo, es lo q ue cada día hacemos, las circunstancias pueden variar, pero el futuro siempre delante.
Besos.
Me alegra verte por aquí, amiga.
Un abrazo.
pues nos es dado hacerlo, de la visión y el pulso para birlarle al tiempo nuestra desgracia, surge la determinación de hacerlo una y otra ves y pugnar por salir airosos..andar de la mano con seres augustos,llenos de si y amplios para darse es siempre un milagroso hecho en nuestras vidas...lindo texto, Clea...
Saludos.
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